No creo que soy yo el que debería redactar algo acerca de este día. La emoción se mezcla con la realidad. Por ello, no tengo muy claro cuál va a ser el resultado.

El viernes 2 de agosto tuvimos un pequeño ensayo. Ya desde esa tarde las cosas empezaban a tener un alto talante emocional. Se acercaba el momento y ciertamente yo me sentía listo para ello. Sin embargo, nunca es preparación racional suficiente. Es como saber lo que va a suceder, máxime cuando se lee en el folleto preparado para la ocasión, pero no tener la capacidad para vislumbrarlo del todo. Fue, ademas, la oportunidad perfecta para echar una mirada superficial y rápida a lo que había sido, hasta ese momento, la historia de mi vocación (unida indisolublemente a la historia de mi vida). El relato de un joven, siempre inquieto, que había encontrado su mayor inquietud en un Dios Amoroso que le llamaba a darlo todo.

Ensayo

Ensayo

Un reflejo de la Consolación

Un reflejo de la Consolación

En el ensayo, me encantó ver esa entrega y esa alegría del coro que me acompañaba. Instrumentos van y vienen. Problemas con el audio que se solucionan. Cada uno sabe lo que debe hacer o al menos así lo parece. Sin palabras. Lo mismo puedo decir de todos los que estaban presentes: los frailes con su trato y dedicación.  y familiares, personas cercanas a la parroquia.  Que cercanía la del sacristán que con tanto cariño me trató durante este mes. Todos iban aportando su granito de arena cómo parte de la celebración que iba a acontecer.

Tras el ensayo, vuelta a casa. Creo que aproveché para dar una vuelta por la calle para refrescar mis ideas, darle cabida a mis emociones y disfrutar un poco de ese espacio de silencio que se obtiene manejando por la ciudad. Después de una visita necesaria, reconstituyente y alegre: regreso a casa.

El 3 de agosto llego. No puedo describir con palabras exactas lo que experimente cuando me levante. Tan solo puedo decir que me sentí impulsado por la emoción ante todo lo que iba a suceder en las próximas horas. Lo impresionante, en la sencillez, vino cuando me puse la camisa negra clerical. En cierta forma caí en la cuenta, por un momento, de todo el compromiso, de todo la entrega y del gran don que he recibido.

Preparativos

Preparativos

Luego, ver a mi mama. Su emoción era indescriptible y esa especie de luz que destellaba también se escapa a lo que pueda escribir yo. También creo que, si yo estaba nervioso y ansioso, ella lo estaba un poquito mas. En cierta forma lo mismo puedo decir de mi hermano: entre una cosa y otra, manifestaba su nerviosismo de manera graciosa. Eso creaba un cierto ambiente de presión que se disfrutaba notoriamente.

Tras un par de vueltas mas, entornamos rumbo al destino. Es en estos días en que uno sale lo mas temprano posible previendo cualquiera casualidad de esas que se escapan a todo control. Las cuales, en efecto sucedieron. En una lavandería, ya de salida, encontrar a mi párroco, tras una semana sin poderle ver, y quien diría, hasta las vestiduras que me iba a regalar para el dia siguiente las tenia con el. Impresionante en realidad.