Me quedo hoy con dos hechos: la llegada del Papa. Sinceramente que rápido pasó el «papamovil». Menos mal lo pude ver aunque solo en un rápido abrir y cerrar de ojos que me permitió hacer un video y tomar una foto mental de todo aquello. Son los gajes del oficio de estas visitas. Sin embargo, fue emocionante: en el fondo, nunca me imaginé ver al Sumo Pontífice de un modo tan cercano, aunque fuese tras un vidrio reforzado y en movimiento. Eso por un lado...

Por otro lado, el concierto de la Conferencia Española de Religiosos. Fue en el Palacio de los Deportes de Madrid. Vamos, esa sí que fue una experiencia, y no tanto por la música cuanto por la sensación de euforia que experimenté al entrar al recinto. Fue sencillamente espectacular estar en la pista y escuchar el grito de más o menos 30000 personas alrededor de mí, sin yo ser el protagonista de nada sino más bien un mero asistente más. Creo que lo disfruté a fondo, sumando a eso la emoción que se vive al estar en un concierto de esa magnitud. No puedo negar que las canciones y las participaciones artísticas estuvieron bien, pero bueno, como que eso no era lo que más me movía en el fondo. Lo que me movía al final era estar allí y compartir, aunque sea en la distancia y de modo aparente con todas esas personas, jóvenes ( bueno yo los veía alrededor mío pero de lejos) y sobre todo, con mis hermanos de comunidad…Simplemente impresionante…