Ojala fuera consciente de lo que significa el «otro» para mí y de lo que yo represento para el. Creo que trastocaría de una forma muy profunda cada una de nuestras relaciones sean las más cercanas o las más lejanas. Después de todo, cada acto, gesto, palabra; cada «te quiero», «déjame en paz», «acompáñame»; cada caricia brindada, silencio innecesario, palabra expresada o corrección omitida. Todo ello tiene un sentido y unas consecuencias inabarcables e inagotables.

Ojala fuera consciente de que con un sencillo encuentro puedo cambiar una vida. Y esto, tanto en lo positivo como en lo negativo. Cada persona que pasa a nuestro lado es particular, individual e inimitable, por lo más que ni siquiera clonable. Es decir, cada ser que encontramos en nuestro andar, desde la misma mañana hasta el último suspiro antes de dormir supuestamente en paz es un «yo» diferente a «mí». Es decir, es un «tú» que sale a mi encuentro, más que yo salir en su búsqueda, aunque yo me le presente presuntuosamente o con humildad. Eso significa que hay una interpelación del «otro» ante quien me sitúo. Nos pasa en momentos desapercibido esta realidad en cuanto que muchas veces hemos querido ver al «otro» tal cual nos miramos en el espejo: una proyección de mí mismo. Esto lo deshumaniza porque le quita la palabra, la posibilidad de decirme algo, y por lo tanto, cierro las posibilidades de ser influido e influír positivamente.

Todo cambia cuando reconozco al «otro» precisamente como «ese otro diferente a mí». Su «hola» no me será indiferente, su oración será mi intercesión, su vida será mi guía, y sus dolores serán parte de mi sufrimiento. Es decir, que todo cambia según nos situemos y según podamos encontrar la riqueza más real de la otra persona. Todo cambia cuando descubrimos que importa tanto lo que se dice, por más nimio que sea; como el modo en que se dice. No es lo mismo un «buenos días» con una sonrisa impresa genuinamente en los labios, que un saludo con un rostro demacrado y henchido por la ira. No es lo mismo y no es igual.

Con lo cual, ojala fuera consciente de que «te quiero» y mi sonrisa de hoy cambiaran posiblemente la vida de alguien en este mismo instante.