Ya acabé mi «Grado en Teología». He concluido una etapa de mi vida: la intelectual en cuanto requisito para sacar mi primer «título» universitario que me habilita para una confesión profunda: «no sé nada y lo cierto es que todo está por ser conocido».

También he dado los pasos finales de todo un proceso que por paradójico que parezca apenas comienza. Mi tiempo en una burbuja como lo es mi casa de formación prácticamente está llegando a su fin y lo cierto es que cuanto deseo que así sea. El mundo, el encuentro con los interpelantes de la humanidad concretizada en los que estarán a mi lado y los que caminan conmigo me llama. Toda una serie de retos se plantea ante mí y aunque en principio sé que no podré cumplir con una cuarta parte de mis desafíos lo cierto es que están presentes de modo plausible en mi vida.

Sin embargo, la pregunta que subyace ahora es: ¿y ahora qué?. Sencillamente no tengo las mayores respuestas y aunque puede que inconscientemente las esté buscando, no sean ahora de mucha importancia para mí. El momento actual es el que en cierta forma vale, aunque se encuentra alimentado poderósamente por todo lo que he vivido anteriormente: el pasado compuesto por alegrías, esperanzas, sueños, metas, fracasos, desilusiones, tristezas, levantamientos. Todo es parte de mi vida y cuanto me llena mirar hacia atrás para notar que nada, absolutamente nada, ha sido en vano y que borrar algo sería ir en contra de mí mismo: mi mayor decepción el querer eliminar algo que fue y que dejó sus marcas.Tambien este presente se encuentra enmarcado en muchos sueños e ideales: por el futuro que clama en lo profundo de mi ser. Son los que me propulsan en cuanto objetivos a conseguir. Objetivos posibles, metas alcanzables paso a paso, con esfuerzo y dedicación.

Sin embargo, el presente: el magnifico hoy que se me hace tan real aunque a veces quisiera evitarlo. El fenomenal punto en el que me encuentro. Las posibilidades de hacerlo todo nuevo aquí y ahora aunque cueste precisamente un gran sacrificio de actualidad. Tengo mi hoy, lo disfruto y lo vivo a profundidad. Quizás esa sea la respuesta más profunda para mi pregunta inicial: vive, aquí y ahora. El ayer, te marcó pero libremente ya se fue; el mañana ya vendrá y te impulsa, pero déjalo llegar. Aquí y ahora, solo tengo esta oportunidad.